Caminos...

Siguiendo las huellas de un camino desolado,
consigo ver a la distancia,¿Que se ve allá?
Solo un espejismo de mi propio ser, allá cerca,
aquí pero tan lejos, ¿Quien sabe donde?
Sitiando esa fortaleza, que parece inexorable,
donde el preciado tesoro es mi corazón,
quien es esclavo de la mente y de este cuerpo infectado de ilusiones, pasiones, odios, recuerdos.
Regañando mi suerte,
sigo este "descamino" andando
rogando, rezando, pidiendo (a no se quien...)
que ilumine mi mundo depravado y malgastado,
consiente de mi locura y pasión,
inconsciente de mi dolor y su luto eterno.
No hay peor ciego que el que no quiere ver,
pero no se puede ver bien si los lentes están empañados:
Los ideales que marcaron mi crianza
están en juego ahora, criticados, analizados,
siendo victimas de nuevos aquellos que llegan,
destruyendo, cambiando, mutando a los viejos estos,
mediante la ósmosis éticamente necesaria
y cronotopicamente fatal.
Esa ventana al nuevo mundo
esta enmarcada en esa realidad
tan dura, pero real, que es la vida misma.
Pero soy hombre, y soy curioso,
y miro a través de una hendija:
había una frase que rezaba en lengua culta,
Memento, homo, quia pulbis es et in pulberem reverteris.


"El caminante sobre el mar de nubes" (Der Wanderer über dem Nebelmeer) de David Friedrich

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